viernes, 16 de mayo de 2014

OTRO RELATO -A TIZA ATIZA-. VAMPIROS.







DE NUEVO LA REVISTA DIGITAL MINATURA

PUBLICA UN CUENTO DE MI AUTORÍA, EN EL

NÚMERO DEDICADO A VAMPIROS.

A TIZA ATIZA

  Como proyectado desde el más allá aquel descuidado engendro adquiere vitalidad fortalecido en dimensiones inconcebibles. Sorprendido y atemorizado el chaval da un paso atrás, dejando caer al suelo embaldosado de arabescos el portafolios de los apuntes escolares. En la pared frontal, sobre un fondo negro en el muro blanco algo se mueve. De su recipiente craneal resuena viscoso el gorgoteo destilado de un miocardio. El cerco sanguinolento en las comisuras de sus labios violáceos representa las fauces de un felino depredador. Espesas cataratas de sangre se deslizan por la oscura superficie encerada. El chico retrocede tropezando, la visión se le vuelve borrosa. Está solo, la clase terminó, él vuelve de la biblioteca para dejar los apuntes. Ni por asomo contaba con la persecución de un vampiro bidimensional con tales niveles profundos de maldad, asequibles solo para los seres venidos de aquellos lugares suyos; la pizarra se torna malva, siniestra, hay una  sombra ribeteada de rojo, en ella se percibe a un corazón percutiendo de terror.

-Es un dibujo, solo un dibujo a tiza en el encerado. No puede ser -cavila estremecido.
El profesor Musaraña, como le llaman los alumnos de segundo curso, lo había diseñado. Daniel, entonces, piensa en su abuelo.

- Lo envía él, lo hace para llevarme, es él –grita sudando-, desde el infierno, seguro.
  Cae a plomo; no es un simple desmayo. Cómo esquivar  una realidad impresa en cada poro de su piel, incubando parásita las más hondas oquedades de su cuerpo y de su alma.   
   Quizá sí, al abuelo, enterrador de por vida, se le fue la mano contándole al nieto en el camposanto historias de muertos y resucitados; de vampiros y espíritus, huesos rotos y tumbas vacías sombreadas de cipreses cuando el chico tenía ocho o diez años. Su padre, Luís Ros, fabricante de ataúdes al por mayor, les dio continuidad. Así comenzó Dani a curiosear en las ciencias ocultas ahondando en sus ramificaciones con interés obsesivo.
  En el aula de bachiller del instituto, cuando el silencio toma el turno, hay quien dice apreciar volátil una sombra ribeteada de rojo.

Mari Carmen C.


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